Sam Altman: Lí­der de OpenAI, tras su despido, en menos de 24 horas

Ni Steve Jobs con Apple, tía. A ese también le dieron una patada en el culo y luego le rogaron que volviera.

Pues con Sam Altman lo mismo, pero en menos de 48 horas.

La directiva de OpenAI está negociando con Sam Altman su regreso como CEO de la empresa. Esto sucede menos de 48 horas después de que, el viernes, Altman fuera despedido abruptamente, sumiendo a la startup de tecnología más candente en una crisis de toma pan y moja. Aunque Altman muestra ambivalencia ante la idea de regresar, destaca la posibilidad de cambios significativos en la dirección de la empresa.

Personalmente, lo imagino como un Young Sheldon saboreando una suerte de “yo tenía razón y vosotros estabais equivocados”.

La noticia de que Altman está en conversaciones con la empresa apenas un día después de su despido indica que OpenAI se encuentra en caída libre sin su liderazgo. Y es que las consecuencias no tardaron en hacer acto de presencia. Greg Brockman, presidente de OpenAI y expresidente de la junta, renunció horas después del despido de Altman, y ambos han estado explorando la posibilidad de iniciar una nueva empresa. La renuncia de varios investigadores senior el mismo viernes sugiere que más salidas podrían estar en camino.

Microsoft, que respalda en gran medida a OpenAI, afirmó poco después del despido de Altman que la compañía "sigue comprometida" con su asociación con la firma de inteligencia artificial. Sin embargo, los inversores de OpenAI no fueron informados con anticipación ni se les dio la oportunidad de opinar sobre la decisión de despedir a Altman. Como rostro de la empresa y la voz más destacada en el campo de la inteligencia artificial, su destitución arroja el futuro de OpenAI a la incertidumbre en un momento en que los competidores buscan ponerse al día con el ascenso meteórico de ChatGPT.

Al sostener conversaciones con la empresa tras su destitución, Altman demuestra su importancia crítica para el futuro de OpenAI. Si decide abandonar la empresa y comenzar una nueva, es probable que muchos empleados lo sigan, provocando un éxodo significativo de talento.

El actual consejo de OpenAI incluye al científico jefe Ilya Sutskever, el CEO de Quora Adam D'Angelo, la exCEO de GeoSim Systems Tasha McCauley y Helen Toner, directora de estrategia en el Center for Security and Emerging Technology de Georgetown. A diferencia de las empresas tradicionales, el consejo no tiene la tarea de maximizar el valor para los accionistas, y ninguno de sus miembros posee participación en OpenAI. En cambio, su misión declarada es asegurar la creación de una inteligencia artificial general ampliamente beneficiosa, conocida como AGI.

Por lo que parece, Sutskever, quien también cofundó OpenAI y lidera a sus investigadores, desempeñó un papel fundamental en la destitución de Altman esta semana. Su participación en el golpe sugiere una lucha de poder entre los lados de investigación y producto de la empresa.

En este contexto, la figura de Sam Altman emerge como un líder crucial en el sector de la inteligencia artificial. Su posible retorno no solo podría estabilizar OpenAI, sino también conducir la empresa hacia cambios significativos en su dirección. La decisión final de Altman y las acciones subsiguientes del consejo tendrán repercusiones importantes en el futuro de OpenAI, así como en el panorama en espeluznante desarrollo de la inteligencia artificial.

Este último episodio en el mundo del desarrollo de la IA pone otro mercado laboral en peligro, el de la producción de culebrones, que se suma al de la redacción de contenidos, la generación de imágenes, la programación, parte del mundo de la medicina, las inversiones en bolsa, el derecho y prácticamente todo.

Actualización (20 nov 2014): El tío no vuelve, lo ha fichado Microsoft.